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SIN TIERRA NO HAY VIDA

La disputa por la tierra en el Sur global ha sido una constante en la historia del continente. La colonización significó el despojo territorial de los pueblos indígenas, hecho que tiene repercusiones hasta el día de hoy. Desde allí en adelante existe una distribución y acceso desigual a las tierras. Por un lado, están las empresas y latifundios que acumulan miles de hectáreas de tierra y por otro lado les campesines e indígenas que luchan por el acceso a ella.

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En muchos países del Sur Global cientos de comunidades locales y organizaciones están luchando en defensa de sus territorios ante el avance de proyectos extractivistas como el agronegocio, la megaminería, y los monocultivos (de Soja, palma africana, pinos y eucalipto). Esta lucha no es nueva sino más bien se agudiza cada cierto tiempo y pone de manifiesto la desigualdad, la exclusión y la violencia que viven sobre todo las comunidades indígenas y campesinas.

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En forma de entrevistas y artículos, queremos informar paulatinamente en esta sección de nuestra web sobre las experiencias de quienes luchan por el acceso a la tierra y la defensa de sus territorios.

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Miriam Samudio

En el año 2000 Argentina estaba sumida en una profunda crisis económica y social.

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En Misiones, los habitantes se veían afectados además por la industria forestal. Un grupo de mujeres de Puerto Piray, comenzó a organizarse para enfrentar no sólo la crisis económica, sino también los problemas de salud que estaban causando las plantaciones de pinos de la empresa forestal Arauco.

Y con éxito: en 2016, consiguieron que más de 90 familias obtuvieran 166 hectáreas de tierra, que ahora se cultivan colectivamente.

Conectando territorios entrevistó a Miriam Samudio, de la organización de productores independientes de puerto Piray [PIP], para conocer de forma más profunda y detallada como fue el proceso de organización, cuales han sido los logros alcanzados y como están trabajando actualmente.

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Miriam Samudio

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¿Desde cuándo existe la industria forestal en la provincia de Misiones?

Haciendo memoria, recuerdo que mis padres trabajaron en una empresa forestal de la zona. Esa empresa recolectaba la resina de los pinos y usaba la madera, trabajaba gente de alrededor y el cuidado se hacía con herramientas manuales, machetes y azadas. No se utilizaba ningún agrotóxico, ni ninguna máquina para pulverizar ni envenenar las tierras. Es más, esa empresa dejaba que la familias, en el medio de la plantación donde quedan las parcelas de tierra, plantaran maíz, batata y mandioca.

Después viene esta empresa multinacional en el 96, llamada en ese entonces Alto Paraná. Vino diciendo que iba a dar trabajo en la zona, desarrollo y que tenían un compromiso con nuestra sociedad. Entonces la gente estaba feliz, de que nuestros padres, hermanos y todos los varones de la zona tuvieran un trabajo.

 

¿Cómo la empresa Alto Paraná adquirió las tierras en la Provincia?

Lo que sabemos, es que ellos compraron a las otras empresas que están alrededor, tierras fiscales. Había pequeños colonos en la zona, iban, le ofrecían plata y les compraban y así iban desapareciendo asentamientos. Y otra cosa que impulsó el crecimiento de la empresa, fue cuando comenzaron a despedir a toda la gente reemplazándola por maquinaria.

Y así de a poco esas comunidades iban desapareciendo. Porque los que quedaron sin trabajo, no tenían mucho que hacer, porque no tenían tierras para hacer sus huertas o para poder criar animales, porque las plantaciones estaba sobre esas tierras. Así que se terminaron viviendo al borde del pueblo buscando trabajo. Eso lo que a nosotros nos alertó y dijimos ¡nosotros seremos los últimos que harán desaparecer a la fuerza! Con el tiempo nos dimos cuenta, que eso sucedió en complicidad con el Estado.

 

¿Sabe si la empresa es subsidiada por el Estado?

En las mesas de diálogo y de negociaciones con empresarios, abogados y los ingenieros de Alto Paraná en las que participamos, descubrimos de que la empresa tenía un convenio con la provincia, donde la provincia inclusive invertía y subsidiaba las plantaciones forestales de la multinacional.

 

¿Podría contarnos que estrategia usó la empresa para ganarse la aceptación de las comunidades?

La empresa uso a las licenciadas sociales [trabajadores sociales] que venían a la zona. Empiezan a visitar las escuelas, traen “cositas” para ayudar, para después decir que la empresa tiene un compromiso social. O sea, cómo para desviar el pedido de que los pinos se retiren de detrás de nuestra casas. La empresa también hace una maratón solidaria, a la cual convoca a todos a participar, a las escuelas, a la comunidad y al gobierno. Nosotros respondemos haciendo campaña en contra, contando el daño que hace la empresa y le colocamos “la maratón de la muerte”.

 

Cuando la empresa va a tener la consultoría [para la certificación] tratamos de estar ahí como sea. La última consultoría se hizo en El Dorado e iban a hacerla a puertas cerradas. Hicimos todo lo posible de participar y logramos intervenir esa reunión contándoles [a los consultores] la verdad e invitándoles a que vengan a nuestra zona. Y vinieron. Ahí les llevamos al lugar dónde estaban las nacientes que se secaron, ahí donde la empresa plantaba pinos hasta el borde de los arroyos, ahí donde había humedales y arroyos, que la empresa los llenaban con tierra con la máquina y que terminaron por matar.

 

Nos podría contar sobre la contaminación que sufrían en la zona

Desde que la empresa llegó a la zona en el 96, empezó a usar agrotóxicos. Veíamos como fumigaban antes de plantar y después también. En el año hacían como tres o cuatro pasadas y ahí empezó el problema, porque veíamos cómo los arroyos se secaban, como las nacientes desaparecían. Veíamos muy pocos animales silvestres, desaparecían las mariposas, las palomas, los conejos, porque contaminaban el espacio donde ellos vivían.

Fueron año tras año respirando ese aire, que a veces no lo sentíamos, pero estábamos tragando esa contaminación del polen del pino. El polen del Pino lo encontrábamos en época de la floración, en la mesa, en la cama, en la toalla, estaba en los tachos de agua que juntábamos. Los chicos se estaban llenando de heridas, les daba conjuntivitis, era impresionante como a todo el mundo le salía pus en los ojos. Toda la comunidad, es decir más de 300 familias en la zona estaban afectadas.

Y cuando estábamos en la mesa de negociaciones, el ministro de ecología nos decía a nosotros, que los químicos que usa la empresa están aprobados por el Ministerio. Entonces yo le decía, “bueno, vamos a Piray a visitar 5 casas, vos elegís las casas y vamos preguntar qué daño hizo la empresa, qué daño le hace el polen del pino a los chicos, a la familias, qué daño le hacen a la respiración, a los animales.” Y no vinieron, nunca vinieron!.

 

A los bosques acá les decimos montes o capuera, ahí dónde crecen naturalmente los árboles, las plantas nativas, dónde salen los frutos nativos, donde vemos que hay pájaros, una cantidad de mariposas, donde vemos a los conejos, a un montón de animales a su alrededor, con un ambiente natural donde está la tierra sana, están los animales sanos, está el agua sana y limpia. Es como un ecosistema perfecto, una vida realmente sana. La forestal en realidad no es un bosque, porque no hay vida ahí.

 

¿Cómo comenzó la lucha por la tierra?

Hace más de 20 años. El año 2000 ya no podíamos sostener la economía de la casa, viendo que nuestros maridos, padres, hermanos tuvieron que ir a buscar trabajo en otros territorios, en otras provincias. Y quedábamos las mamás con los chicos y con todo el problema que era poner sobre la mesa un plato de alimento. Ademas que después se agregó el tema de la salud por el uso de agrotóxicos por parte de la empresa.

Se fueron creando “grupitos” a los que llamamos “grupos de trabajo, grupos de base”. Estos grupos fueron los que comenzaron a pedir que se despejara de pinos. Nosotros pensábamos que era algo fácil, algo simple y ¡no!

Hoy llegamos a la conclusión, que teníamos los ojos vendados con el espejismo de la empresa, pero la misma realidad nos fue demostrando que era todo lo contrario. Tardamos en organizarnos porque era muy difícil en ese momento, levantar una voz y decir algo en contra de una multinacional que tiene al gobierno de la mano, que tiene a los jueces de la mano y que tiene las leyes a favor. En ese momento estar en contra era ser analfabeto, era no darse cuenta de los beneficios de la empresa que venía a invertir en nuestro territorio.

 

¿Cómo desarrollaron la demanda por la tierra?

En el 2002 comenzó ese reclamo por la tierra y contra los agrotóxicos. Y que se retiren las plantaciones de pinos detrás de nuestras casas. La primera respuesta que nos dieron fue: “ni medio centímetro de tierra la empresa les va dar”. Después de muchas gestiones, nos responden que en todo lo que nosotros les planteamos teníamos razón, pero que ellos no pueden hacer nada porque son una empresa privada y quien debe resolver el problema es el Estado. Ahí fue donde nosotros dijimos: ¡bueno este no es el camino, es el otro!

El lado negativo de eso fue que hubo mucha persecución. La policía empezó a rondar por nuestra zona, con la camioneta y llegaban a nuestras casas a preguntarle a nuestros chicos si nosotros estábamos en la reunión: ¿y dónde está tu mamá? ¿dónde está tu papá?

Como no nos daban respuesta decidimos presionar. Primero contactamos a otras organizaciones de la lucha por la tierra y descubrimos que en Misiones éramos más de lo que pensábamos, y que todos estaban luchando en sus territorios. Ahí fue donde descubrimos como organizarnos y fuimos aprendiendo cómo articular con otras familias de otras localidades. Tuvimos que aprender de leyes y usar la tecnología.

También entendimos, que aparte de seguir reclamando y presionando al gobierno y a la empresa, teníamos que ganarnos a la sociedad, teníamos que conquistar al pueblo. ¿Pero cómo iban a saber si no nos conocían? Ahí empezamos a ir a los medios, íbamos a entrevistas en canales, contábamos la historia, contábamos que proyecto estábamos llevando adelante en ese pedacito de tierra, y que soñábamos.

Y fuimos a presionarle al gobierno y a todos los partidos, no sólo al que está de turno. El proyecto de ley que presentábamos era: tierras para la familias de Piray y basta de agrotóxicos, basta de envenenarnos. Lo presentamos a todos los partidos y a la Cámara de Diputados. Así salió la ley de tierra compra, expropiación de 600 hectáreas para las familias de piray, en el año 2013.

Fue una lucha constante para que se logre esa ley y después pasaron otra vez 3 años más, hasta que tuvimos que salir otra vez a hacer el reclamo, para que se nos entreguen las tierras. Y se nos entregó la primera parte, que fueron 166 hectáreas.

 

¿Cómo se repartieron las tierras que recibieron?

Cuando nos entregaron las 166 hectáreas en el 2017, nos reunimos en asamblea y dijimos que cada familia pueda tener su pedazo de tierra, para trabajarla y producir nuestros propios alimentos.

Entonces el primer paso es dar una hectárea de tierra a cada familia y el resto para el trabajo asociativo. Y se decidió también plantar y producir para la comercialización, entonces lo que se vendía de esas tierras colectivas, volvía otra vez a la cooperativa.

También dejamos espacios para que reviva la naturaleza, porque decidimos como organización abrazar ese cuidado de nuestro medio ambiente. Decidimos dejar espacios alrededor de los bañados y arroyos, para que las nacientes [de agua] vuelvan a recuperarse. Y decidimos no usar ningún producto químico y hacemos sobretodo la reforestación con bosque nativo. Y poco a poco empezaron a aparecer otros pajaritos, que ya no veíamos en la zona. Venían las mariposas de todos los colores y eso ya no lo veíamos años atrás.

 

¿Cuántas familias están trabajando actualmente las tierras?

Hoy en día en nuestras tierras estamos ya 90 familias trabajando, siendo parte activa de todo el trabajo, de todas las actividades que vamos haciendo.

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¿Cómo enfrentaron los tiempos de la Pandemia?

Cuando empezó la pandemia, una de las estrategias fue llevarles alimento a las familias del pueblo. Eso despertó dentro de la comunidad una “alegría revolucionaria”, porque veía el rostro de las familias que recibían esos alimentos, veía la alegría de los niños y había abuelas o madres que lloraban. Nunca nos olvidamos de eso.

Logramos que la sociedad entienda lo que nosotros vivíamos y lo que estábamos proyectando.

 

¿Existen alianzas con otras organizaciones campesinas?

Hace 6 años nos integramos a la UTT qué es Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra a nivel nacional. Hablaban del alimento sin agrotóxicos, de la soberanía Alimentaria, planteaban el acceso de tierra para los campesinos, para los productores. Hablaban también de precio justo, para los alimentos que producimos los pequeños productores y hablaban de algo que ya veníamos practicando sin saber: la agroecología, que es producir alimentos sin veneno sin químicos, sino con abono.

Con los compañeros aprendimos a preparar nuestras propias sustancias naturales, nuestros productos fertilizantes que no contaminen el alimento y la tierra.

 

¿Qué dificultades o conflictos surgieron durante el proceso de organización?

Me recuerdo que hace dos o tres años atrás, vino una empresa diciendo de qué iban a traer el maíz transgénico en nuestra zona.

La presentación que hicieron en la reunión fue muy linda. Dijeron que va a haber más trabajo, que el maíz es fácil de cultivar, que se le larga el Roundup1 (herbicida/Químico). Entonces empezamos a extender nuestras pancartas que decían: “por las semillas criollas y nativas” “basta de agrotóxicos” “en Misiones no queremos que se implemente la semilla, el maíz transgénico” “Vienen por nuestros alimentos. No vamos a permitir”.

 

Y en el tema organizativo siempre hay cosas que traban, porque siempre hay conflictos. Nosotros, desde que iniciamos como organización, hemos tenido muchos logros y muchas familias están comprometidas. Pero también hay una lucha interna para que eso pase. Muchas veces sucede de que en una organización, que está llevando adelante como el ejemplo, vemos como se ponen también en complicidad los empresarios y el Estado.

Y empiezan a meternos gente de afuera o llenándole la cabeza a los mismos delegados, a las familias y ahí como que empiezan los malos entendidos. Pero después con el tiempo como que queda sobre la mesa y sale siempre a la luz la verdad.

 

Entonces, en todo este tiempo hemos aprendido que cuando viene un problema, un conflicto pero es de afuera, tratamos ya de tomarlo con más calma. Antes nos desesperábamos, queríamos ese mismo día resolver, queríamos ese mismo día explicar, sacarnos las dudas y hay cosas que sí podés hacer y hay otras que necesita hacer el proceso. Creo que hoy ya estamos preparados.

 

¿Podría contarme cómo está funcionando actualmente la organización?

Cuando elegimos quienes van a ser el presidente, tesorera, secretario, no se hace cómo se está acostumbrado a hacer las votaciones. Sino que se van consensuando en una asamblea. Lo primero que valoramos es la honestidad, después la solidaridad. Entonces llega la fecha a fin de año, o principio de año y ya nosotros sabemos a quién proponer, ya sabemos quién es esa persona.

Ademas, hay un equipo que se ocupa de lo administrativo, de llevar los balances como corresponden y con el contador. Otros se ocupan de las cuotas, de los fondos, de la venta y de las maquinarias. Otros se ocupan de los trabajos colectivos que hacemos todos los sábados. Una vez por mes nos toca participar de los trabajos colectivos, ya sea ir a plantar, ir a cosechar, organizar los productos para la venta o ir a limpiar.

Todas las familias nos juntamos una vez al mes en la asamblea. Siempre tratamos de equilibrar las cosas porque la idea es que la cooperativa sea un desarrollo en nuestra comunidad.

 

¿Qué significa la tierra para usted como mujer?

Para nosotros, para mis compañeras y sobre todo para mí, sentimos que lograr esa tierra es la esperanza de volver a vivir. Entonces por eso siempre cuando dicen: “la Madre Tierra”, a nosotros nos toca tan profundo, porque nosotros sentimos que nuestro territorio se transformó en esa madre tierra. ¿Qué es lo que hace una madre? nos da todo, nos brinda todo y nos cuida. ¿Y cómo nosotros no cuidarla?.

Este año pudimos lograr, que la madre tierra, este dibujada en el mural de nuestra organización. La tierra como la mujer sentada, con algunos árboles verdes alrededor y con todas las producciones ahí en sus manos. Y como mujer una se siente siendo parte de esto. Cuando di mi primera entrevista, cuando nos dieron las tierras de la primera etapa, me preguntaron qué sentía, y desde tan adentro me salió de que sentía una alegría revolucionaria. Porque el sistema está tan preparado como para que los pequeños, los chicos, las mujeres sobretodo, no tengamos posibilidad ni siquiera de soñar de que algo es posible.

Y yo como mujer, llevando la voz de mi comunidad presentándola en los paneles, presentándole como reclamo a los funcionarios, en la cámara donde estaban todos los diputados. Yo como mujer sentía que fui la voz del pueblo. Entonces una mujer como que sabe trasmitir lo que vive su comunidad, su pueblo, su gente. Y logramos conquistar el corazón de los funcionarios. Muchos funcionarios salieron a hablar de lo que nosotros le contábamos. En las entrevistas ellos contaban que éramos familias humildes, que éramos muchas mujeres y que creían que íbamos a trabajar esta tierra y que íbamos a producir nuestros propios alimentos.

Así que para mí esto me hizo sentir esa gran alegría, de que sí se pudo lograr eso y que fue gracias a esa convicción y a ese compromiso que uno como mujer también tiene en la casa, sabiendo toda la necesidades que se tienen.

 

1 El Roundup también se conoce por su nombre no comercia

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Miriam Samudio
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LA AGROECOLOGIA COMO FORMA DE VIDA
Entrevista: Alfredo Añasco

Alfredo Añasco

Algo importante está ocurriendo en Colombia. El nuevo gobierno se ha propuesto resolver los problemas estructurales del sector agrario y así dar respuesta al reclamo de décadas, de pequeños y medianos productores a los gobiernos de turno. Para ello el gobierno de Gustavo Petro ha propuesto una serie de políticas públicas, que permitan transformar al país en una potencia mundial de la vida, y pasar de una economía extractivista a una economía productiva.

Ya está en curso la Reforma Agraria Integral, compromiso asumido en los acuerdos de paz con las FARC en la Habana. Esta reforma tiene como objetivo la democratización del acceso a la tierra, así como la promoción de la agroecología, la prohibición del uso de sustancias tóxicas que afecten la soberanía alimentaria, el agua y la biodiversidad.

Conectando Territorios entrevistó en Berlin a Alfredo Añasco, pequeño agricultor del Valle del Cauca, que estuvo de visita en la ciudad. El compartió la historia del proyecto “Granja Agroecológica Pura Vida“ y su desarrollo.

La agroecologia como opción de vida.jpg
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Alfredo Añasco

¿Cómo nació la Granja Agroecológica Pura Vida?

Tuvimos la posibilidad de conocer experiencias en otros países al respecto. Eso dio impulso para crear una granja para la soberanía alimentaria. Nos conseguimos un predio de media hectárea y comenzamos allí a aplicar los principios agroecológicos y las prácticas de cómo manejar el suelo, que habíamos ido aprendiendo los años anteriores. Y poco a poco con la mano de obra nuestra, familiar, nos dedicamos a montar nuestra granja.

Y bueno fuímos poniendo la huerta, sembrando frutales, sembrando lo que en Colombia llamamos “pancoger”, que es la comida que uno a diario puede ir a buscar en la finca, como el maíz, el fríjol o la yuca y todo lo que se puede dar. Comenzamos a establecer especies forrajeras, muy abundantes en nuestra región, para poder alimentar animales. Comenzamos con una vaca, luego llegaron los pollos, las gallinas, los peces, los cerdos, y así se fue implementando el proyecto.

Hoy en día es una granja integral, con muchísima producción de alimentos. Nuestra alimentación familiar sale de allí en gran medida. Nos damos el lujo de comer productos ecológicos en su gran mayoría. Ahorita tenemos leche ya no de vacas, sino de cabras, tenemos carnes de varias clases: de pollo, de gallina, de pescado. Tenemos huevos, verduras y una gran diversidad de frutas.

 

O sea el proyecto inicial era asegurar el autoconsumo familiar…

Si, el primer proyecto era autoconsumo. Pero después de unos poquitos años, por la falta de empleo, nos tocó pensar en la posibilidad de generar recursos económicos desde la finca a través de mercados campesinos. Entonces ahí nos juntamos y constituímos una red de mercados propia en el año 2009. La dinámica la fuimos haciendo voluntariamente, porque nunca hemos tenido recursos financieros y nadie recibe dinero por eso. Llevamos 13 años en la red de mercados con más de quinientas familias asociadas. Tenemos ahorita 18 mercados en la región del Valle del Cauca y ha sido interesante la importancia de las redes, porque uno va conociendo y relacionando. Eso nos ha abierto posibilidades de conocer otras experiencias, algunas en otros países.

 

Cuénteme un poco más acerca de esas experiencia haciendo redes.

He tenido la oportunidad de participar en eventos de la INFOAM en Brasil y en la India. La INFOAM es la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica. También formamos parte del MAELA, del Movimiento Latinoamericano de Campesinos y de INOFO1 una red Intercontinental de Organizaciones de Productores Orgánicos, que se formó en el 2017 por iniciativa de un campesino francés, con el objetivo de asegurar la participación de los pequeños agricultores y campesinos en estos eventos. Los que conformamos esa red somos prácticamente todos pequeños productores y somos muy poquitos. Pero lo bueno de eso es que, como este organismo se mueve en un ámbito más de las Naciones Unidas Y de la FAO2, me ha permitido participar en eventos de cierta importancia como ahorita, cuando estoy aquí, por ejemplo. Venir a Alemania para un pequeño productor no es fácil, nadie lo invita, nadie lo toma en cuenta, pero por estar en estos organismos, a veces llegan las invitaciones. Para mí, lo más importante es que uno sea un vocero de los campesinos y las campesinas que no son tomados en cuenta, que están olvidados allá en las fincas, porque todas estas cosas se mueven por acá en otros niveles muy altos. Me parece que esa es la labor que yo puedo cumplir en este tipo de eventos, y trato de hacerlo de la mejor manera posible, que nuestras voces sean escuchadas, porque siempre han sido ignoradas.

 

¿Cuales han sido las dificultades que han enfrentado como

pequeños campesinos?

Hemos estado siempre solos, porque en el país no existen, -hasta el momento-, políticas de apoyo al campesinado y al pequeño productor. Los recursos siempre han ido a parar a los grandes gremios del país, a los que tienen las grandes extensiones y las mejores tierras y que producen básicamente para la exportación. En cambio para el sector campesino, para los pescadores artesanales, para las comunidades indígenas y afros nunca ha habido recursos. Siempre ha tocado hacer las cosas con muchas dificultades. Nos ha tocado también luchar contra los tratados de libre comercio, porque Colombia es un país qué importa más de 15 millones de toneladas de productos anualmente y es muy difícil competir con productos importados y subsidiados como el maíz de Estados Unidos. Ese cuento de libre comercio es una farsa muy grande, porque mientras en Estados Unidos le financian al agricultor, nosotros no tenemos ningún apoyo del estado. Y eso pues nos ha sometido a una situación muy difícil. Mas o menos un 46%, según las estadísticas oficiales, de la población colombiana está en desnutrición o en mal nutrición. Entonces es un resultado lamentable en un país que tiene un potencial inmenso para la producción. Tenemos más de 20 Millones de hectáreas con potencial de ser cultivadas y apenas se cultivan ocho coma seis y la mayoría de las tierras están en monocultivos de caña, de palma, en potreros y en manos de muy pocos.

 

Podría contarnos un poco más sobre la problemática de la tierra y también cómo va el proceso de Reforma Agraria?

En Colombia ha habido una fuerte expropiación de la tierra al sector campesino. Se habla de unos 6 Millones de personas que fueron desplazadas del campo y fundamentalmente llegó la tierra a manos de gente que tiene que ver con narcotráfico, de gente que tiene que ver con paramilitarismo. Entonces el problema es gravísimo porque la mayoría de la tierra está en poder de muy pocas manos y es un país altamente deforestado para hacer ganadería. Entonces el campesinado produce en áreas muy pequeñas, en las áreas más lejanas y más difíciles. Sin embargo un 70% de los alimentos salen de las zonas campesinas.

Y el cambio no se puede hacer sin la tierra. Entonces el gobierno ya inició el proceso de reforma agraria y está entregando tierras. Una de las posiciones del Presidente es no quitar la tierra, que la hubiera podido quitar porque fueron tierras expropiadas. La idea es que él va a comprar la tierra y la está comprando. Él no tiene mucho dinero porque el país fue robado totalmente, pero está haciendo el ejercicio de comprar la tierra, para que al entregarla exista la posibilidad de que no maten a la gente, porque le entregan una tierra que supuestamente es de otra persona.

Yo pienso que la tierra sola no resuelve el problema, porque la infraestructura para fomentar la agricultura ha sido muy mala toda la vida. Y también se está hablando de agroecología, pero desde el punto de vista institucional, no hay hasta el momento condiciones para hacer la transición. No existen garantías para un agricultor, que se le dé el acompañamiento técnico y económico para poder hacer la transformación.

Petro lanzó un lema muy bonito: “Colombia potencia mundial para la vida“. Pero eso requiere cambiar la agricultura, porque no vamos a hacer potencia mundial para la vida, si seguimos haciendo agricultura química. Y en Colombia cambió el gobierno nacional, pero el Ministerio de Agricultura y su estructura no ha cambiado.

También el proyecto de cooperación entre los Ministerios de Agricultura de Colombia y de Alemania, nos muestra que la visión que tienen es la misma de siempre: una visión vertical. Donde hay un ministerio que dice: “hay que trabajar con Agrosavia“, que es una institución que viene de los modelos tradicionales, de una visión de revolución verde y de una visión vertical, donde allá arriba están los que saben y allá abajo están los que no saben y eso no es así.

Hay muchísima más experiencia de agroecología en el campo y en los que venimos haciéndola hace 30 años, que en un ministerio que apenas comienza a hablar de agroecología. O instituciones que vienen de un modelo como el ICA, el Instituto Colombiano Agropecuario, que es el enemigo más grande que tenemos nosotros, porque es el que ha autorizado el ingreso de semillas transgénicas y es el que creó la Resolución 970, con la cual nos amenazaban a nosotros con cárcel por usar semillas criollas y nativas. ¡Y el ICA está en la lista de aliados para ese proyecto de cooperación con Alemania!.

En esta reunión aquí en Berlin, les pedimos que por favor revisen eso y tomen mas en cuenta las experiencias de agroecología que hay en el país y en las comunidades. Si eso no sucede, pues no va a cambiar nada. Porque el plan que tienen es montar centros demostrativos en fincas de una institución del estado. Entonces se van a demorar años investigando para después comenzar a enseñarle a unas personas como se hace la agroecología.

Y nosotros la venimos haciendo ya hace años. Y a partir de la práctica cotidiana hacemos ciencia también y la podemos poner al alcance la gente, porque en las zonas donde estamos tenemos una relación con universidades que van a las fincas a investigar, pero es una relación más horizontal.

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¿Qué importancia tiene para ud. recuperar la tierra y practicar la agroecología?

Necesitamos la tierra, hay que recuperarla y debe ser bien distribuida. Y la agroecología es la mejor opción porque se recupera la producción, se recupera la vida del suelo y se recupera la protección del agua. ¡El tema del cambio climático se resuelve con agroecología!. Logramos microclimas siendo pequeños y pocos, pero si lo hiciéramos en masa cambiaríamos totalmente. Resolveríamos dos problemas graves de este momento, que es el cambio climático y el hambre, porque lo que necesitamos es reforestar el planeta y lo podemos reforestar productivamente. Entonces, si vale la pena hacerlo, nosotros lo estamos viviendo. Es nuestra práctica diaria y por eso creemos firmemente que si se puede y se debe hacer.

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1The Inter- Continental Network of organic Farmer

2Food and Agricultural Organization

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Alfredo Añasco
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Liberando la MADRE TIERRA
Entrevista: Abel Coicue

Abel Coicue

Colombia se encuentra actualmente en un proceso de paz, después de más de 4 décadas de conflicto armado. En las zonas rurales y los campos el conflicto ha estado marcado fuertemente por la disputa de la tierra en donde todos los actores armados se disputan el control y dominio de estas. Como consecuencia, miles de campesinos e indígenas fueron asesinados, desplazados y despojados de sus territorios. Resolver la problemática de la tierra es por lo tanto una condición indispensable para alcanzar la paz.

Unos de los pueblos fuertemente afectados por el conflicto son los Nasa. Hoy muchas de sus tierras ancestrales están en manos de la industria azucarera.

Entrevistamos a Abel Coicue, líder nasa, del municipio de Caloto, en el Norte del Cauca, quién nos cuenta cómo y desde cuándo decidieron recuperar sus tierras, proceso que ellos denominan: liberación de la madre tierra…

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Abel Coicue

¿Quiénes son los NASA y dónde viven actualmente?

Lo Nasa estamos asentados mayoritariamente en el Norte del departamento del Cauca y somos alrededor de unos 200.000 a 300.000 personas y estamos organizados aproximadamente en 20 resguardos. También estamos en otros departamentos como Huila Caquetá y Putumayo.

 

¿Cuáles son los problemas que existen en el territorio nasa?

Una de las problemáticas más sentidas e históricas es el conflicto armado. Siempre hemos resistido la presencia de los diferentes grupos armados y de la fuerza pública en nuestros territorios. Tenemos el reclutamiento forzado de nuestros niños y jóvenes y el desplazamiento de nuestras comunidades por los combates que siguen habiendo.

Actualmente tenemos el tema de la tenencia de tierra, porque nuestra familia está creciendo y ya no hay dónde trabajar. Cuando llegaron los colonizadores hubo mucho despojo y por medio de la violencia y el engaño se fueron apropiando de las tierras de nuestros ancestros. En ese entonces la gente se escondió en las cordilleras, donde vivimos hoy en dia. Después de la conquista fueron llegando los grandes empresarios, que hoy tienen todas estas tierras.

¿Desde cuándo han iniciado este proceso de liberación de la madre tierra?

Hay un legado histórico que estas son nuestras tierras. Entonces nos hemos organizado para dar inicio recuperarlas. En los 60-70 la recuperación consistía en el no pago de terraje 1. En los años 70 - 71 se forman los cabildos y los resguardos con esa plataforma de lucha, de recuperar las tierras. Se inició el proceso siguiendo las enseñanzas de Manuel Quintin Lame, uno de los caciques Nasa del norte del Cauca, que después de haber estado encarcelado estudió y aprendió los derechos de cómo recuperar las tierras. A partir del 2005 a este proceso se le llama liberación. ¿Por qué se cambia de nombre? porque la gente que vivía en las cordilleras, bajamos hacia la parte plana a liberar la tierra que por años y por décadas han sido cultivadas solamente de caña de azúcar. Se llama liberación de la madre tierra, porque la estamos liberando de monocultivo, de los químicos, de las quemas y estamos sembrando vida, comida y árboles. Desde que se inició la liberación, la biodiversidad ha ido regresando al territorio. También el agua ha ido volviendo a los lugares donde había nacimientos y las plantaciones de caña las había acabado.


¿Cómo comienzan el proceso de liberación en la práctica?

Ha sido difícil, porque las tierras hoy aparecen con escrituras de propietarios. Entonces los medios de comunicación y el mismo gobierno dice ahora que nosotros estamos robando y quitando tierras que no son de nosotros. Pero les hemos ido demostrando con hechos y con la historia que estas tierras han sido nuestras.

Entonces nos organizamos, llegamos a las tierras, la liberamos y las trabajamos. La fuerza pública nos saca, pero regresamos y resistimos. A veces, después de tanto resistir vamos ganando derechos al territorio. Pero cuesta mucho, es un proceso que puede durar 15, 20 y hasta 30 años, dependiendo del lugar en donde se esté dando esta liberación.

Con este gobierno la conversa con los empresarios y el gobierno ha sido un poco más fluible, a diferencia de cuando estaban los gobiernos de álvaro Uribe y Duque, donde hubo mucha represión y tuvimos muchos desaparecidos, muertos y heridos. Y de ahí para allá, se han venido asesinando a través de la fuerza pública, los paramilitares y a veces de la guerrilla.

El objetivo nuestro es llegar a liberar 300.000 hectárea de tierra. Hasta el momento tenemos aproximadamente 160.000 en proceso de liberación. Pero es bastante complicado porque a nivel político los empresarios tienen mucho poder político y económico.

Sabemos que todos los derechos que tenemos hoy es por la lucha de nuestros pueblos y nuestras organizaciones como el CRIC2 y la ACIN3, o sea nada ha sido gratuito.

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1 el terraje, era un sistema feudal mediante el cual el dueño de una hacienda le entregaba un pedazo de tierra a un indígena y le permitía cultivar a cambio de trabajo.

2 Consejo Regional Indígena del Cauca

3 Asociación de cabildos indígenas del Norte del Cauca

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